Durante este festival, diez días del mes son dedicados al culto al Río Sagrado Ganges venerado por los hindús tanto como a una madre así como a una diosa. Lugares como Rishikesh, Raidwar, Garh-Mukteswar, Prayag, Varanasi, etc. donde fluye el Ganges tienen especial significado en este día. Los devotos acuden en masa a estos lugares y a Varanasi con sus numerosos montes situados en la orilla oeste del Ganges, para tocar el agua del río, bañarse en ella y llevar arcilla del río a casa para venerarla. En Haridwar “aratis” son interpretadas en el crepúsculo y un gran número de devotos meditan a orillas del río.

El río Ganges tienen lugar significativo en la vida y conciencia de la India. Nace en el Gangotri, alto en los nevados Himalayas. Cayendo en cascadas por grandes rocas, fluye en las calientes planicies de Uttar Pradesh, Bihar y finalmente encuentra las aguas del mar en la Bahía de Bengala. En Allahabad, el Ganges se une al río Yamuna y al mítico río Saraswati. La confluencia de estos ríos, conocida como Prayag, es considerado uno de los lugares más sagrados de la tierra.

El Ganges, el más grande de los ríos de India, ha sido sagrado para los hindús desde la era épica. Ella es la madre que lava los pecados de la humanidad. El agua del Ganges es adorada en contenedores sellados en cada casa, esparcida como una bendición para la paz, y llevado a cabo como el último sacramento.

Considerado como el río celestial originado en los cielos, el Ganges fue regalado a la humanidad en respuesta a la gran sadhana hecha por Bhagirath, luego de lo cual ella es también llamada Bhagirathi. Bhagirathi, una descendiente de la dinastía Sagara, rezó para que el Ganges descienda a la sedienta tierra y traiga la vida. Pero las torrenciales aguas del Ganges fueron una poderosa y destructuiva fuerza.

A pesar de su contaminación, el Ganges es símbolo de pureza. Sus aguas otorgan la salvación para el moribundo y nueva vida para los vivos.

En Hardwar, a los pies del Himalaya, donde el Ganges alcanza las planicies, se interpretan aratis cada noche.

Brahma y Vishnu pidieron a Shiva aceptar al Ganges en su enmarañada cabellera. Confinado en el pelo de Shiva, el Ganges perdió la fuerza salvaje de su corriente y se convirtió en un río plácido y dador de vida.