A veces el camino más recto no es el más recomendable. Hay desvíos que merecen la pena. Es el caso de Samode, un encantador lugar a 40 km de Jaipur, una deliciosa pausa que suele amenizar los trayectos desde Delhi.
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Se cuenta que este palacio fue un regalo del maharajá de Jaipur a un noble que quería alejar de su corte. Era uno de los más queridos miembros de su corte y había prestado innumerables servicios, aunque estaba cortejando a su esposa. Verdad o no, lo cierto es que hasta hoy, exclusivo y discreto, el palacio de Samode ha sido refugio de la realeza, artistas y viajeros más exigentes.
Con sus casi 500 años de historia, mezcla con cuidado distintos estilos arquitectónicos y decorativos. Patios con delicadas buganvillas, delicados arcos y espejos, preciosas cortinas, muebles de época, celosías y pinturas murales en cada rincón. Parece un decorado de leyenda y de hecho ha sido utilizado en distintas películas.
Y sin olvidar las habitaciones, con sus frondosas vistas, sus balcones privados o las piscinas desde donde disfrutar de las noches estrelladas o el sol y la luz de la India. Cuenta con distintas salas, jardines y servicios para el viajero, como el spa. Es un hotel relativamente pequeño y muy cuidado, lo que lo convierte en un buen lugar para la celebración de eventos, incentivos y fiestas.
Safaris en camello, visitas al entorno natural, galas y banquetes, música en directo, fuegos artificiales, espectáculos de marionetas o danza tradicional… son algunas de las actividades que se acostumbran a organizar para amenizar estos encuentros. Consúltenos para más información.
El Samode Palace Hotel cuenta con 4 suites, 20 habitaciones deluxe y 19 habitaciones que, aquí, nunca son «standard». Cada una es diferente. Ataviadas como si de una escena de cine se tratase y acondicionadas para el frío/calor, televisión satélite y, algunas, con jacuzzi.
> Visitar el palacio cuesta 500 rupias.