Pondicherry, la India francesa

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Escrito por: Verónica Aranda

Pondicherry representa el presente y el pasado de India. A 162 kilómetros al sur de Chennai, en la costa este de Tamil Nadu, fue la antigua capital de los territorios franceses de la India, que abarcaba los asentamientos de Mahe, en Kerala, Yanam (Andhra Pradesh) y Karaikkal (Tamil Nadu). Fue comprada al sultán de Golconda en 1763 y perteneció a Francia hasta que en 1954 se incorporó a la India.

© Anne Roberts

© Anne Roberts



Pondicherry aún conserva su ambiente francés y por las avenidas arboladas de ordenamiento recticular y nombres galos, podemos apreciar las elegantes casas coloniales de la época, iglesias del siglo XVIII y escuchar como los habitantes más mayores aún se comunican en francés. Hasta la policía lleva la gorra de estilo militar que llaman quepis.

© Patrik M.Loeff

© Patrik M.Loeff

En Pondicherry, además de deambular por los bazares de la ciudad vieja y ver las casas de arquitectura tamil, hay que recorrer el largo paseo marítimo de Beach road, también conocido como Promenade o avenue Goubert, muy frecuentado por los locales los fines de semana. Lo culmina una estatua de Gandhi de cuatro metros, rodeada de ocho majestuosas columnas de granito. También encontraremos en el recorrido: un memorial de la guerra, la estatua de Juana de Arco y el viejo faro del siglo XIX.

© Jean-Pierre Dalbéra

© Jean-Pierre Dalbéra

Otro de los atractivos de Pondicherry es su ashram Sri Aurobindo, uno de los más conocidos de toda India, situado en la Rue de la Marine. Este tranquilo retiro con patios arbolados fue fundado en 1926 por Sri Aurobindo, un yogui, filósofo y poeta que llegó a Pondicherry huyendo de la persecución de los ingleses y enseñó el yoga integral, un nuevo sistema de desarrollo del espíritu. En la sala de meditación del ashram reposan sus restos junto a los de su discípula Mirra Richard Alfassa, una mística francesa, más conocida como “la madre”. En la actualidad organiza sesiones de meditación, charlas y pases culturales, y constituye el mejor ejemplo de fusión de oriente y occidente.

Una visita cultural interesante, además del museo de Pondicherry, es el École Français de l’Extrême Orient, que tiene un frondoso y fresco patio. Esta institución del siglo XIX destaca por las investigaciones de arqueología, sociología e historia.

Si buscas un remanso de paz, no te pierdas el jardín Botánico. Fundado en 1826, posee muchas especies de árboles exóticos. Otro lugar agradable es el parque Bharthi de diseño francés, con fuentes y árboles de sombra.

Pondicherry destaca por su cocina de fusión franco-india. Uno de los restaurantes más populares es el Rendezvous, con una agradable terraza-jardín, donde puedes degustar sus bistecs o su coq au vin.

© Ph Basumata

© Ph Basumata

El viaje a Pondicherry no será redondo si no visitas sus playas paradisiacas. Sin duda, las mejores están a las afueras de la ciudad. La playa virgen Serenity beach, a 10 minutos en coche, es un lugar ideal para desconectar y tumbarte en su arena fina, mientras bebes el agua de coco recién cortado que te ofrecen los vendedores ambulantes. Para nadar, la playa ideal es Auroville beach, de aguas poco profundas y leve oleaje.

En definitiva, un destino tentador y marítimo, para los amantes del mestizaje.

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