
Madurai gira en torno a su Meenakshi Temple, uno de los templos más grandes de toda India. © Vinoth Chandar
Abre esta carta. Huele a incienso, mango y colores que aún no existen.
Escrito por: Alberto Piernas
Información, noticias y opiniones sobre Sociedad Geográfica de las Indias. La actividad de la agencia de viajes exclusivos y a medida a India y al Subcontinente Indio (Nepal, Bután, Sri Lanka, Maldivas).
Madurai gira en torno a su Meenakshi Temple, uno de los templos más grandes de toda India. © Vinoth Chandar
Abre esta carta. Huele a incienso, mango y colores que aún no existen.
Escrito por: Alberto Piernas
En India nacen tantos caminos a la sanación como formas de experimentarla. © Six Senses Vana
Los siguientes mejores hoteles wellness de India te inducen no solo a una estancia tranquila y relajada, sino a nuevas formas de abrazar un universo holístico a través de tantos tratamientos como experiencias.
Escrito por: Alberto Piernas
Tras llegar al templo ‘pinchi’ de Bangalore y encontrar a aquella mujer misteriosa que guarda una llave bajo sus ropajes, la tensión aumenta. Nos aproximamos a esta custodia de mirada fronteriza y con cara de pocos amigos a quien, igualmente, le preguntamos por la llave. ¡Ssssh! Se lleva el dedo a los labios y arquea las cejas indicando que vayamos a un lugar más privado. «¿Aún más privado que este templo que nadie conoce?», le pregunto a Peter. Pero hacemos caso y la seguimos. Ella abre una puerta y nos conduce a una destartalada sala llena de campanas polvorientas en torno a una enorme mesa de madera donde hay desplegado un mapa. Apenas hablamos con ella, pero parece segura en su convicción de mostrarnos algo, una señal, un camino, un secreto. Tras encender unas astillas de sándalo en un cuenco y una luz atrapada en una lámpara de papel, Peter y yo murmuramos, pero ella nos vuelve mandar a callar. En el mapa dibuja una línea que conduce al sur, al estado de Kerala y el bolígrafo se detiene en un punto muy concreto que marca en reiteradas ocasiones con el bolígrafo. Después, escribe los dígitos 10.335414662274829, 76.28662169275229, que anotamos rápidamente. Una vez los tenemos, ella rompe en mapa el trozos. Lo destruye con una férrea determinación, lentamente, como si no quisiera que nadie la escuchara haciéndolo.
Tu peque también tiene ganas de hacer un safari. © Conde Nast Traveler India
La posibilidad de realizar un safari con niños en India traslada la fantasía de conocer a los personajes de El Libro de la Selva a la más divertida de las realidades.
Escrito por: Alberto Piernas
Soy un segundo en India. @faded_clicker
En este momento, una gota de monzón cae, un pavo real despliega sus colores y tú estás leyendo esto.
Escrito por: Alberto Piernas
Pedro González Figuls es Director de Comunicación de Sociedad Geográfica de las Indias y un aventurero nato: desde los fondos marinos de Maldivas hasta los templos de Indonesia, a Pedro le encanta todo lo que suponga un riesgo y todas esas primeras veces que regalan los viajes más apasionantes.
El aire cargado de polvo se cuela entre las ventanillas del destartalado autobús que abandona el corazón de Bangalore hacia la pequeña ciudad de Tumkur, a 62 kilómetros. Hay un hombre leyendo el periódico que, en ocasiones, levanta la vista, nos mira discretamente, aunque piense que no nos percatamos. El templo ‘pinchi’ del que nos habló Akhil está en algún lugar de la campiña, camuflado con el verde que tapiza toda la zona. Tras descender en la parada y convencer al tercer taxista de tuk tuk, conseguimos penetrar en una estampa rural ensoñadora: hay mariposas entre los árboles y niños descalzos que sonríen a lo lejos. El templo del pavo real, como también lo llaman algunos, luce en mitad de una llanura y, al atardecer, apenas queda gente. Peter y yo entramos en el complejo, caminamos hacia la puerta y, cuidadosamente, nos sumergimos en una estancia semivacía donde lucen tres cuadros de monjes jainas y una enorme réplica de un ‘pinchi’ original, o plumero de pavo real utilizado por los ascetas para apartar los insectos de los templos y así no pisarlos. Sentada junto a una puerta encontramos a una mujer cuyo rostro luce semioculto por un sari de color aguamarino. Juega con una llave, nos mira de la misma forma que el hombre que lee el periódico. Nos acercamos, parece que nos estaba esperando. Y se oculta la llave debajo de la ropa.