
Fort Maratha es el último Patrimonio de la Humanidad de India. © musafir
India suma un nuevo patrimonio Unesco con su Maratha Fort, un conjunto de hasta doce fuertes repartidos por todo el país.
Por Alberto Piernas
Información, noticias y opiniones sobre Sociedad Geográfica de las Indias. La actividad de la agencia de viajes exclusivos y a medida a India y al Subcontinente Indio (Nepal, Bután, Sri Lanka, Maldivas).
Fort Maratha es el último Patrimonio de la Humanidad de India. © musafir
India suma un nuevo patrimonio Unesco con su Maratha Fort, un conjunto de hasta doce fuertes repartidos por todo el país.
Por Alberto Piernas
Abdul Aziz Kozgar, asomado a la ventana de su legendaria tienda en Srinagar. © Times of India
India está llena de lugares y personas que nunca debemos consumir, sino aprender a habitar. Estas historias y encuentros lo confirman.
Pintura Ragamala, género de pintura en miniatura india que ilustra los modos musicales indios llamados «ragas». © Medium
El arte hindú no se entiende sin el basto tapiz de la pintura de India.
Escrito por: Alberto Piernas
Sinharaja, el pulmón natural de Sri Lanka. © Pixabay
Si buscas conocer la Sri Lanka sostenible, las siguientes experiencias te permiten disfrutar de la flora y fauna de la antigua Ceilán sin romper el paisaje.
Por: Alberto Piernas
Sociedad Geográfica de las Indias convirtió una de sus pasiones en un estilo de vida. Hoy, The Swing Society es el resultado de una ecuación viajera fascinante.
Por Alberto Piernas
© Six Senses Bután: una extensión de los Himalayas en el país más feliz del mundo.
Six Senses Bután representa la excelencia de uno de los nombres hoteleros más fascinantes del mundo (por lo decir el que más).
Por Alberto Piernas
Rajkumar tenía unas enormes cejas que se llevaban todo el protagonismo y se movía con suaves movimientos, totalmente seguro de sí mismo. Era un hombre afable, de habla lento que transmitía un misterio que todo lo impregnaba, como sombras invisibles que te rodean sin poder escapar. La puerta de la choza se cerró sola a nuestras espaldas, Peter y yo no acercamos más, pero Akshi parecía cómodo, como si ya conociese aquel lugar. Rajkumar encendió algunos farolillos y se dirigió a una puerta. Nos dijo que estábamos aquí por un motivo especial y teníamos la responsabilidad de salvaguardar todos sus secretos hasta el momento del destino final. Estas dos últimas palabras resonaron en nosotros especialmente, pero seguimos escuchando. Aquel hombre, quizás sacerdote, quizás hechicero, no lo sabíamos, nos condujo a un patio trasero tan solo iluminado por unas pocas luciérnagas. En mitad del espacio, como una especie de fantasma lucía un enorme elefante. Rajkumar nos dijo que se llamaba Irinjadapilli Raman. «Es un animal de 3,3 metros de altura y 800 kilos, añadió». Sin embargo, lo único que le diferenciaba de otros elefantes es que su piel era de hierro y utilizaba un rudimentario carrito de ruedas para moverse. Peter y yo nos miramos: no tenía sentido haber pasado por tantas desventuras para llegar frente a un elefante mecánico. Pero Rajkuma nos volvió a mirar, se llevó el índice a los labios y pidió silencio.