Una vida más feliz gracias a la receta de Bután

una vida feliz segun butan

No hay sonrisas como las de Bután. Sociedad Geográfica de las Indias by Álvaro Maldonado



Bután es considerado como el país más feliz del mundo pero, ¿cómo podemos trasladar la filosofía del pequeño país asiático a nuestras vidas?

Por Alberto Piernas Medina

Cómo tener una vida más feliz, gracias a la filosofía de Bután

una vida más feliz según butan

Bután, el país de la felicidad tiene mucho que contar. © Pixabay

Si navegas por Internet y diversos foros, descubrirás a decenas, cientos de personas, arrojando a la red la gran pregunta: ¿Cómo se consigue la felicidad? Desde tiempos ancestrales, el ser humano ha perseguido esa respuesta y, gracias a la globalización, hemos descubierto conceptos como el ‘ikigai’ japonés (o tu razón de ser), el cual te impulsa a abrazar tu gran pasión; el concepto de las ‘zonas azules’, o los lugares que conservan los secretos de una vida larga y próspera o, en menos casos, la no tan conocida filosofía en torno a Bután, considerado como el país más feliz del mundo.

La única nación que cuenta con un índice de Felicidad Interior Bruta se caracteriza por contar con diversos gestos que abarcan todas las áreas de importancia en la vida de las personas, desde la protección del patrimonio hasta las conexiones familiares.

Bután es uno de los países más fascinantes del mundo, y aunque te sugerimos visitarlo en algún momento, estos siguientes consejos basados suponen el mejor atajo a las coordenadas de la felicidad.

Respeta el patrimonio cultural

tsechu mascaras

El tsechu, patrimonio cultural de Bután. © Pixabay

En muchas ocasiones, necesitamos volver a nuestras raíces para reconectar con todo aquello que olvidamos, reescribir el pasado y conocer mejor nuestra identidad. Una filosofía que Bután evoca como pocos otros países al contar con diversas iniciativas que preservan el idioma, costumbres, gastronomía y tradiciones. En un mundo tan global como el actual, reconocer el valor de todos los elementos que componen nuestro origen no solo nos permite viajar mejor, sino descubrirnos a nosotros mismos.

Contacto con la naturaleza

Ecoturismo en Bután - Prado

All you need is nature © Christopher Michel

Según el estudio del «efecto de los tres días», llevado a cabo por el psicólogo cognitivo David Strayer, profesor de la Universidad de Utah, pasar 72 horas en la naturaleza puede ser suficiente para que nuestra mente se calme y podamos desconectar por completo. Tan solo una de las muchas conclusiones que relacionan la conexión del ser humano con la naturaleza como forma de abrazar una vida más relajada y sana, algo que Bután sabe muy bien al implementar diversas medidas enfocadas a la protección del medio ambiente (el 60% del país está cubierto de bosques).

Deja entrar a los turistas en tu vida (con cuidado)

Senderismo en Butan. Monasterio de Taktshang.

Nido del Tigre, el gran icono de Bután. © Douglas J. McLaughlin

En el mundo existen turistas y viajeros, una metáfora que podemos extrapolar a nuestra propia existencia. Porque, ¿acaso no existen personas que se quedan en la parte más superficial de nuestra vida y otros que apuestan por conocerte – y tratarte – mejor? Bután no solo mantiene un control de las rutas turísticas de su país a fin de no «intoxicar» rincones sagrados y secretos, sino que incita de esta forma a convertir al turista en alguien más viajero.

Una buena salud

Viajar a Bután

Niño budista en un dzong de Bután. © Göran Höglund

La felicidad en Bután también se basa en sistemas educativos y sanitarios accesibles para todos los ciudades, permitiendo a personas de cualquier clase social beneficiarse de diversas oportunidades. Aunque pueda resultar demasiado obvio, la cultura de Bután apunta a la buena salud a través de diferentes parámetros: desde las creencias budistas que reinventan nuestra percepción del dolor y la vida, hasta una alimentación saludable, pasando por…

Buenas conexiones comunitarias

monjes budistas en butan

¿Por qué no adoptar la felicidad de Bután a nuestra vida? © Pixabay

Los estudios relacionados con las mencionadas zonas azules (Cerdeña, en Italia; Okinawa, en Japón; Loma Linda; en California, Estados Unidos; Icaria, en Grecia; y Nicoya, en Costa Rica ) han revelado que el patrón que une a estas cinco regiones es el poder de comunidad. Y es que fomentar iniciativas que nos permitan contar con personas a las que asistir, pedir ayuda o compartir momentos juntos supone el secreto para una vida larga y próspera. Una visión del «ser humano es sociable» que Bután conoce muy bien, puesto que los lazos familiares, vecinos y amigos entre sus habitantes se rigen por fuertes códigos de respeto, conocimientos transgeneracionales y atención.

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