Kumari, la diosa viviente

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Es sólo una niña, pero es considerada el avatar de la diosa en la tierra. La ‘kumari’ es elegida a través de un particular proceso que algunos comparan al de selección del Dalai Lama, y se le suponen poderes místicos y mágicos.
Kumari significa ‘virgen’. Es el nombre que en la mitología hindú recibe de niña la diosa Durga (llamada ‘Taleju’ para los nepaleses).

Kumari

Proceso de selección. Las 32 perfecciones.
‘La Kumari’ es seleccionada por un comité de cinco sacerdotes a través de un complicado ritual.
Las elegidas son siempre niñas de entre 4 y 7 años de edad de la casta newar (a la que pertenecía Buda). Deben poseer las ‘32 perfecciones’, algunas de ellas muy ‘poéticas’ o que muestran la especial veneración a los animales de la cultura sudasiática. Por ejemplo tener un cuello como una concha de caracol, poseer una voz suave y clara como un pato, tener las pestañas de una vaca o los muslos como un ciervo. También deben tener una dentadura perfecta e intacta, no haber padecido enfermedades, tener el pelo y los ojos muy negros… Y por supuesto se examina su horóscopo.
Además, la reencarnación de Durga debe ser valiente, así que como última prueba deben aguantar el miedo durante un ritual en el cual 108 búfalos son sacrificados a la diosa Kali y sus cabezas expuestas en el patio durante la noche, a la luz de las velas, mientras una procesión de bailarines danza y grita a su alrededor.
De todas las candidatas sólo una será la elegida y, tras una preparación secreta a cargo de los sacerdotes, se convertirá en la nueva Kumari.
Ostentará esta condición hasta la pubertad, hasta el momento en que le llegue la primera menstruación. Entonces se considera que la divinidad abandona su cuerpo, por lo que debe seleccionarse una nueva kumari.

Kumari Devi en el festival de Indra

Foto por ‘manjariz’ (CC en Flickr)



Ver a la diosa.
En Nepal, la Diosa Kumari sólo se muestra al pueblo una vez al año, en septiembre, con motivo del festival de Indra, dios de la lluvia y de los cielos según la tradición hindú. Ese día, miles de personas se organizan en una procesión para rendirle tributo en unos festejos que duran varios días.
El resto del año, sólo se la puede ver cuando ocasionalmente se asoma al balcón de su casa en la Plaza Durbar en Kathmandú.

Un estigma para toda la vida.
A la diosa viviente se le supone poder curativo y espiritual sobre muchas enfermedades del cuerpo y la mente. Tocar sus pies es símbolo de buena suerte y hasta el rey se inclina anualmente a hacerlo, buscando su bendición.
No obstante, aunque puede parecer que ser elegida kumari es todo un privilegio, y sin duda desde el punto de vista espiritual o religioso lo será para los devotos, podríamos decir que conlleva cierto precio, bastante elevado.
Una vez la niña deja de ser kumari comienza repentinamente un camino duro, repleto de estigmas sociales y con muchas dificultades de adaptación. Es cierto que reciben una pensión vitalicia de unos 80$ mensuales, lo cual está por encima de la media nacional, pero su condición de ex–kumari le acompañará siempre y condicionará su vida social y personal. Por ejemplo, la tradición popular asegura que casarse con una ex–kumari trae mala suerte.

 

*Cabe decir que, aunque aquí nos hemos centrado en la ‘diosa viviente’ de Kathmandú, por ser la más conocida y pintoresca, es posible encontrar otras. De hecho, también hay más niñas ‘kumaris’ en la tradición hindú, aunque con algunas diferencias. Por ejemplo en India, la kumari se suele seleccionar por un solo día, como parte de los actos de una festividad, como es el caso del festival de Durga en la región de Bengala.

Si no ves el video correctamente, pulsa aquí.


Sobre el autor:
DavidDavid Martín es colaborador de Sociedad Geográfica de las Indias. Fascinado por India, sus gentes y su diversidad, David colabora con Sociedad Geográfica de las Indias desde 2008, haciéndolo compatible con su trabajo en organizaciones como Unicef o Amnistía Internacional. Con nosotros ha dirigido la estrategia de comunicación y redes sociales hasta 2011 y actualmente colabora aportando una visión humana, transformadora y comprometida, asegurando que un viaje exclusivo y de alta calidad sea compatible con una experiencia enfocada al descubrimiento y el respeto por las personas y las costumbres locales. Para más información: [Quiénes somos]

Comentarios

  1. miss3bb

    Yo tuve la suerte de toparme con el gran festival en el que sale la diosa a la calle. casi muero aplastada por un millon de nepalies pero fue impresionante ver a la niña y como lo vivian todos los nepalis!!!

  2. Xavier Gonzalez

    La riqueza cultural de Nepal es increíble y el palacio de la Kumari en Durbar Square en Katmandu lo transporta a uno a otra época.

    Sin embargo, es interesante el lado humano de convertirse en diosa y luego dejar de serlo por convertirse en mujer. Ademas de la faceta cultural y religiosa, hay que ver esto en el marco de los derechos humanos para entender su justa dimensión.

  3. Lourdes

    Un privilegio conocerla en vivo, simplemente estar en Katmandú en el Durbar Square es como regresar el tiempo un siglo, sus costumbres, construcciones, gente, festivales y la Kumari…simplemente maravilloso. Namaste

  4. Asunción Boluda

    La niña diosa kumari… la vi al natural en el palacio donde vive en Kathmandu.
    La verdad curioso ……

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