Peacock Hill: una serendipia en Sri Lanka. © srilankan_adventures
Sri Lanka es una isla ideal para asomarse a la naturaleza a través de nuevas perspectivas. Por ejemplo, a través del espectacular mirador de Peacock Hill.
Por Alberto Piernas
Peacock Hill te está esperando. © Pixabay
La antigua Ceilán es uno de los mejores destinos del mundo para fundirse con el medio ambiente: desde sus ecolodges soñados hasta playas de cuento, pasando por plantaciones de té, reservas Unesco apenas rozadas por las rutas turísticas pero también senderos de trekking que invitan a sumergirse en este edén casi eterno.
De hecho, si nos detenemos entre Kandy y Nuwara Eliya, algunas de las zonas más bellas de Sri Lanka, descubrirás secretos como Peacock Hill (o Colina del Pavo Real), traducción de su nombre original, Monara Gala Mountain. Un balcón natural que supone la mejor recompensa tras una corta pero apasionante caminata por el corazón de la isla de las serendipias.
Peacok Hill: el arte de asomarse a Sri Lanka
Algunas de las mejores vistas de Sri Lanka te esperan en Peacock Hill. © srilankan_adventures
Dicen que su nombre procede de esa apariencia única en forma de gran cola verde y pecho hinchado. Otros, que su origen nace de la leyenda tradicional del príncipe Dutugemunu, quien huyó de la ira de su padre y buscó refugió en el valle de Kotmale, a los pies de una colina en la que merodeaban sus aves de corral y recibía mensajes transmitidos a través de la montaña por el gigante Suranimala, un héroe de guerra ceilandés.
En cualquier caso, Peacock Hill se presta a tantas perspectivas como vistas a disfrutar desde sus alturas. Un icono que podemos descubrir tras un desvío de 15 min hasta el punto de partida del sendero, en la montaña Pussellawa, a unos 40 km al sur de Kandy – donde comienza la ruta – y en las proximidades de Nuwara Eliya – donde, curiosamente, se alza la cumbre -. Una experiencia compartida que incita a dejarse llevar por los caprichos de la naturaleza.
Solo entonces, la selva susurra una canción atemporal y un sendero te conduce a través de un camino por bosque de pinos de apenas 1.5 km de longitud y una pendiente moderada, por lo que la ruta es de lo más accesible para todos los públicos.
A pesar de su belleza, Peacock Hill es también un lugar muy escarpado, por lo que recomendamos ser precavidos. © slh
En un momento en el que buscamos detenernos en los viajes para apreciar mejor cada detalle y sensación, el sendero a Peacock Hill supone una actividad única durante esos días entre cascadas y plantaciones en el País del Té ceilandés. Lo descubrirás cuando llegues a la cima y abraces la mejor panorámica de la cordillera central de Sri Lanka, entre Hanthana (cerca de Kandy) y Pidurutalagala, el pico más alto del país, cerca de Nuwara Eliya.
Solo entonces, bajo las cumbres boscosas se despliegan las laderas cubiertas de plantaciones de té, entre ellas New Peacock, Rothschild, Hellbodde, Frotoft o Bluefield, paraísos donde perderte a la bajada en busca de experiencias locales por un tapiz verde superlativo.
Peacock Hill no se caracteriza por ser un lugar muy turístico, por lo que rara vez encontrarás masificaciones salvo si se trata de fin de semana, momento en que las familias se reúnen en la cima para comer o realizar ofrendas el día de Poya.
También es recomendable tener precaución al llegar a la colina, ya que hay diversas zonas de rocas verticales y escarpadas que alcanzan hasta los 100 m de altura – cabe mencionar que Peacok Hill se encuentra a una altitud de más de 15.000 metros sobre el nivel del mar -.
Nuwara Eliya: el mejor lugar de Sri Lanka para disfrutar de la cultura del té. © Pixabay
Igualmente, también puedes extender la mañana con diversas caminatas que suponen miradores de la propia Peacock Hill. Otro de los miradores más bonitos se encuentra cerca de Highgrove Estate, a 3 km antes de la famosa fábrica de té Damro Labookellie, ideal para realizar una visita.
Sri Lanka es un país donde cada rincón descubre una nueva historia y panorámica, especialmente cuando nos dejamos llevar por nuevos verdes a través de las pisadas de viejas historias. De tantos mensajes encriptados en la roca por antiguos guerreros y dioses silenciosos.
¿Subimos a Peacok Hill durante ese próximo viaje a Sri Lanka?