Escrito por: Javier Galán
Viajar a Sarnath significa regalarse un recorrido arqueológico impresionante. Sarnath es uno de los cuatro sitios sagrados de peregrinación de referencia para los budistas, donde Buda entonó su primer sermón.
Escrito por: Lorena Pérez
Si miramos más allá de los resorts y las playas de aguas cristalinas encontramos muchas más cosas que hacer en Maldivas, unas islas repletas de tradición, cultura y arte. Una de las mayores expresiones de esta riqueza, resultado de la mezcla de culturas del país, la encontramos en el boduberu, un baile tradicional que se ha convertido en uno de los mayores orgullos del país y una de las cosas que hacer en Maldivas más demandadas.
Acompañado por tambores y con un ritmo tribal muy pegadizo, el boduberu se ha ido desarrollando a lo largo de los siglos, apareciendo por primera vez en el siglo XI d.C. En este baile encontramos una fusión perfecta de cada una de las culturas que ha tocado el país, zona de paso de exploradores y comerciantes europeos, hasta consagrarse como la música de la gente humilde. Así, el boduberu aúna lo mejor de las melodías indias, con toques orientales y tropicales, culminados por un incesante ritmo africano de tambores.
Los grupos de boduberu están compuestos, por unos 15 o 20 hombres entre los que se encuentra un cantante, un coro y cuatro o cinco percusionistas tocando tambores de coco y onugandus de bambú. El elenco se completa con cuatro o cinco bailarines que con un baile sinuoso y muy llamativo danzan al son de la música tribal. ¿Se te ocurre algo mejor que hacer en Maldivas que disfrutar de este espectáculo en una fiesta playera?
Por lo general todas las canciones boduberu siguen un mismo patrón: comienzan de forma lenta y melódica para después coger ritmo gracias al baile y la percusión, el espectáculo se culmina con un momento de “trance” en el que los bailarines danzan con movimientos frenéticos. Los integrantes de los grupos boduberu van vestidos siempre del mismo modo, con camisa de manga larga y un pareo cuyos colores dependen del grupo que actúe.
A día de hoy, los maldivos muestran al mundo con orgullo este baile típico lleno de ritmo, convirtiendo el boduberu en una opción imprescindible en las guías sobre qué hacer en Maldivas. Incluso se realizan a nivel nacional concursos de boduberu retrasmitidos por las cadenas de televisión más importantes en los que se busca al grupo con más talento del país. Por tanto, si no sabes qué planes hacer en Maldivas durante tus vacaciones no lo dudes y disfruta de este espectáculo, sentirás como el ritmo recorre tus venas y no podrás frenar tus ganas de bailar al son de la música.
Escrito por: Enric Donate
09.00 Tienes por delante 24 horas en Madurai y empiezas por un desayuno indio copioso para que no falten las fuerzas. A las 9 sal del hotel hacia el Thirumalai Nayak Mahal. El palacio de los reyes de Madurai conserva solo un cuarto de su extensión donde se mezclan la arquitectura dravídica del sur de India con claras influencias islámicas. La columnata del patio y los labrados de las columnas dan una idea de la grandeza de antaño. Especialmente conocida es la Sala de Baile que se ha convertido hoy en un pequeño museo.
A continuación, dirígete al Templo de Meenakshi. Los coloristas gopuram o torres que marcan las entradas al recinto sagrado son la antesala de uno de los templos más extensos y sagrados del hinduismo. Con varios siglos a sus espaldas, el principal templo de Madurai es una muestra viva de la arquitectura dravídica. Shiva y su esposa Meenakshi son venerados por miles de peregrinos cada día. El espacio del templo parece infinito. La Sala de los Mil Pilares te absorberá al ritmo de los mantras recitados sin cesar por la megafonía. Te recomendamos que te dejes llevar.
13:00 Hacia la 1 de la tarde es hora de salir del templo, especialmente si te apetece merodear por el mercado de tejidos de la ciudad. Madurai es un importante centro del comercio de sedas y sus sastres son famosos por elaborar ropa en pocas horas con los tejidos más suntuosos. Si te pica el gusanillo, lo mejor es dirigirte al hotel, donde al almuerzo le pueden seguir una breve siesta o un chapuzón en la piscina para combatir el calor.
17:00 Por la tarde, el Museo de Gandhi no es solo una oportunidad única para conocer la vida del líder político y espiritual indio, sino que de 5 a 6 realiza una clase de introducción al yoga. Aprovecha las instalaciones de este bungaló colonial para perfeccionar tu yoga o tener tu primer contacto con esta práctica ancestral india.
19:00 Hacia las 7 de la tarde deberás volver al Templo de Meenakshi donde se celebra el famoso aarti. En esta ceremonia que cierra el sancta sanctórum del templo, el dios Shiva es llevado en palanquín a la cámara de Meenakshi donde pasarán juntos toda la noche. La pompa de la procesión de los brahmanes no tiene parangón. Al abandonar el templo, sentirás que el día ha sido muy intenso. Sin embargo, si todavía tienes energía, puedes cenar en Bell, un verdadero patio de comidas del Sur de India donde te sentirás como un local.
Escrito por: Lorena Pérez
Declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1991, las cuevas de Dambulla nos muestran otra cara de Sri Lanka, alejada de las largas playas y la flora y fauna exuberante, que nos recuerda la profunda espiritualidad que marca la vida en este país. Estas cuevas están compuestas por un conjunto de más de 80 grutas dispersas alrededor de la ciudad y se sabe que muchas de ellas estuvieron habitadas en la antigüedad gracias al hallazgo de restos humanos que datan del año 700 a.C.
Para llegar a las cuevas Dambulla desde la ciudad es recomendable empezar por el Golden Temple, un templo situado a los pies de estas cuevas y que reconocerás fácilmente gracias al gigantesco Buda que lo corona y a la gran estupa dorada que lo acompaña. Justo al lado de esta estatua se encuentra una larga escalinata que sube a la gran roca de 160 metros de altura, llamada Royal Rock, donde se sitúan las cuevas Dambulla. Tras una ascensión de aproximadamente media hora llegarás a lo alto de la roca por donde se accede al recinto.
De entre todas las cuevas de Dambulla actualmente solo pueden visitarse cinco, a las que podrás acceder por un largo pórtico blanco. Cada una es diferente y alberga esculturas distintas. Por un lado, encontramos la cueva Devaraja Viharaya -o Templo del Rey de los Dioses- en cuyo interior verás un Buda de 15 metros rodeado por sus discípulos.
Por otro, la cueva Maha Alut Viharaya -o Nuevo Gran Templo- muestra decenas de esculturas con escenas cotidianas de Buda. En cambio, la cueva Maharaja Viharaya -o Templo del Gran Rey- es la más grande de todas y cuenta con decenas de estatuas y pinturas repartidas por su interior. Suele ser la más admirada por su cantidad de detalles y por su gran vasija central, que recoge el agua filtrada de las rocas y que los monjes utilizan en sus ceremonias religiosas. Por último, el complejo de cuevas de Dambulla se completa con la cueva Pachima Viharaya, la más pequeña de todas que alberga pagodas e imágenes de Buda y la cueva Devana Alut Viharaya -o Segundo Nuevo Templo- que cuenta con decenas de imágenes hinduistas y budistas. En total, dentro del recinto podrás disfrutar de más de 160 estatuas de Buda, reyes y otros dioses y diosas, además de decenas de pinturas con representaciones de la vida cotidiana de cada uno de ellos.
Para completar esta visita, nada mejor que disfrutar durante unos minutos de las inmejorables vistas que ofrecen los alrededores de la Royal Rock. Observar un atardecer desde lo alto de esta roca supone el broche perfecto para un recorrido por las cuevas Dambulla lleno de espiritualidad y misticismo.
Escrito por: Javier Galán
Parecen esponjosas como pastelitos de crema pero miden varios metros y se extienden a lo largo y ancho de un terreno generoso. Son las cúpulas que coronan los más de 250 cenotafios de los marajás de Mewar a los que se recuerda en Ahar, a unos escasos dos kilómetros de Udaipur en dirección este.
Quizá conviene una pequeña explicación: un cenotafio es un monumento funerario levantado para recordar a un difunto, pero sus restos mortales no descansan dentro, como ocurre con los mausoleos, por ejemplo. Los cenotafios de Ahar, de hecho, podrían pasar perfectamente por mausoleos, hasta que nos enteramos de la historia: el lugar en el que ahora se levantan fue el mismo en el que se incineraron los cuerpos de 19 marajás del reino de Mewar. Se les recuerda, por lo tanto, con estas estructuras con forma de chhatri, tan extendida en India.
Los muros de esta necrópolis se alzan en un lugar alejado del circuito turístico más manido de Udaipur. Se trata de Ahar, una zona que se encuentra entre el centro turístico y la universidad de la ciudad, muy cerca de uno de los pequeños ríos que atraviesan la ciudad, el Ayad, y que recoge las aguas sobrantes de los famosos lagos Pichola y Fateh Sagar, cuna de las islas y los monumentos más visitados de la ciudad. Siguiendo el cauce del río desde ellos llegaremos a este pequeño tesoro calmo en el que es probable que nos encontremos solos, pues no cuenta ni de lejos con la atención del resto de las atracciones de Udaipur.
Existe una evidente uniformidad entre los cenotafios. Todos se presentan alzados. A muchos, sobre todo los más grandes, se llega subiendo una decena o varias de escalones blancos, negros o grises, dependiendo de las suertes que corrieron. Y arriba se encuentran las murallas que sostienen las referidas cúpulas, que crean figuras poligonales de tranquilidad y cuyo número depende de lo grande que sea la cúpula a erguir, llegando hasta los cincuenta y seis de la más importante.
Cierto es que los cenotafios de Ahar se quedan lejos de cementerios enigmáticos de inspiración francesa o de aquellos otros que no son otra cosa que luchas de suntuosidad entre los vivos. El crecimiento de Udaipur lo ha engullido entre sus edificios, pero un paseo entre estos sepulcros de la antigua sociedad pudiente de los Mewar relaja más que informa. Se construyeron a lo largo de tres siglos, aunque han sido restaurados en los últimos tiempos. Los carteles informativos brillan por su ausencia más allá de las tumbas más importantes, por lo que resulta conveniente tener una fuente alternativa de información. como un guía acompañante en castellano.
Al lado, sin embargo, se encuentra un museo que pretende preservar y mostrar, quizá con bastantes carencias, los restos encontrados de la antigua capital de la dinastía Sisodia, de la que se sabe que se desarrolló en los alrededores. La antigüedad de las cerámicas allí exhibidas permite reflexionar sobre la volatilidad de todo lo que consiguieron nuestros antepasados.
Escrito por: Enric Donate
Escrito por: Lorena Pérez
Todos estamos acostumbrados a ver la típica imagen de mujeres y niños cargando sobre su cabeza cántaros repletos de agua mientras caminan kilómetros y kilómetros hasta llegar a sus casas. Y es que la falta de agua corriente en muchas regiones del mundo es un problema con el que sus habitantes se han acostumbrado a vivir, llegando a pasar más del 25% de su día recorriendo largas distancias -en ocasiones de más de 10 kilómetros- para transportar el agua desde el pozo más cercano hasta sus poblaciones.
Pero todo esto puede empezar a cambiar y puede que, poco a poco, comencemos a ver como estos lugareños dejan atrás esta arcaica manera de transportar el agua para dejar paso a una nueva forma, más fácil y sencilla, de llevar este preciado elemento a sus familias, y todo ello gracias a la Waterwheel. Este novedoso invento, cuya traducción literal al español sería “rueda de agua”, consiste en una rueda-bidón con un manillar en la que se almacena el agua para después transportarla rodando sobre el terreno.
Gracias a esta simple idea la Waterwheel permite llevar de una vez hasta 50 litros de agua –entre 3 y cinco veces más que los métodos tradicionales-, rebajando muchísimo el tiempo de transporte y disminuyendo los problemas de salud que conlleva transportar día tras día tantos litros sobre la cabeza. Además, el bidón está fabricado en plástico altamente resistente con un tapón que permite mantener el agua de forma higiénica, reduciendo drásticamente las enfermedades relacionadas con el agua. Por otra parte, el diseño de la waterwheel se asemeja bastante al recipiente utilizado habitualmente para recoger agua en la India, denominado “matka”, por lo que la aceptación de esta nueva herramienta esta siendo aún más alta al aunar tradición y modernidad.
La Waterwheel ha sido patentada por la empresa estadounidense Wello, fundada por la emprendedora social Cynthia Koenig, que ha llevado a cabo este proyecto con el único fin de mejorar la vida de miles de mujeres y niños, principales procuradores de agua en la mayoría de poblaciones de la India. Con la Waterwheel estas personas podrían llegar a evitarse caminar hasta 35 horas a la semana, 5 horas al día que podrían emplear en ir a la escuela, trabajar o pasar más tiempo con su familia o amigos. Además, la Waterwheel está empezando a cambiar la imagen que los hombres tienen de esta tarea, considerada tradicionalmente como trabajo de mujeres, y comienzan a implicarse más en el transporte del agua para sus familias.
Aún a día de hoy el proyecto de la Waterwheel se encuentra en fase piloto y se está implantando poco a poco en algunas comunidades rurales de la India, entrevistando cada cierto tiempo a sus usuarios para saber más sobre su efectividad. La Waterwheel se produce íntegramente en la India y se vende por entre 20 y 30 dólares, un precio bastante alto para este país aunque pretende rebajarse a menos de la mitad cuando termine la fase piloto en la que se encuentra.
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