Escrito por: Tania Rodríguez
Se dice que en estas tierras los dragones aún rugen cuando hay tormenta, desencadenando estrepitosos truenos; otros prefieren pensar que se trata del último Shangri-La del mundo, un rincón aislado donde la felicidad es permanente y en el que habitan gentes prácticamente inmortales, como relataba James Hilton en su novela Horizontes Perdidos. La verdad es que, en cierto modo, hay algo de todo ello en este pueblo rodeado de vertiginosas montañas y custodiado por imponentes dzongs. Bienvenidos a Bután, el Reino del Dragón de Truenos, donde la felicidad se mide como si de una tasa interior bruta de bienestar se tratase.