
© Six Senses Bután: una extensión de los Himalayas en el país más feliz del mundo.
Six Senses Bután representa la excelencia de uno de los nombres hoteleros más fascinantes del mundo (por lo decir el que más).
Por Alberto Piernas

En © Six Senses Bután, entorno y alojamiento se confunden.
Nada dice más que nosotros que el entorno: desde cómo nos relacionamos hasta lo que sentimos e, incluso, quienes somos. Six Senses siempre ha sido consciente de ello, y desde la apertura de su primer hotel en Koh Samui (Tailandia) 2024, su andadura no ha hecho más que confirmar el potencial de un nuevo concepto de alojamiento.
Propiedad de IGH Hotels & Resorts, Six Senses cuenta con 27 resorts alrededor del mundo en torno a un filosofía universal: conectar a los huéspedes consigo mismos y con el territorio más allá del simple hecho de viajar y «pasar» por el lugar. Esta conexión se consigue a través de materiales de construcción locales, formas exquisitas de preparar la comida, historias que laten en cada uno de sus espacios y personas que evocan una nueva hospitalidad.
Y en el caso de Bután, la nueva felicidad brota a través de hasta cinco ecolodges totalmente integrados con el destino.
Six Senses Bután: la felicidad era un lodge

Una granja voladora en © Six Senses Bután
La marca cuenta con cinco ecolodges diferentes repartidos por todo Bután: Timbu, Paro, Punakha, Gangtey y Bumthang. Alojamientos que confirman la fascinación de Six Senses por el país más feliz del mundo, perfecto baluarte de esa excelencia viajera traducida en una tasa turística (y diaria) abultada que contribuye a conservar la identidad butanesa.
En el caso de estos ecolodges, todos invitan a maravillarse con las vistas en forma de montañas tapizadas de bosques, picos nevados y postales de ensueño. Cada hotel se aloja en un valle icónico de Bután, integrando al huésped con el entorno ya que, más allá de quedarse en un solo resort, Six Senses potencia el concepto de «hotel disperso» e invita a los viajeros a realizar rutas entre los diferentes lodges.

A solas con tu telescopio. © Six Senses Bután
Este circuito (o khamsa) se complementa con experiencias arraigadas en la comunidad local, como caminatas al Nido del Tigre, paseos en bicicleta por los campos de Punakha o ceremonias puja en Gangtey. De este forma, el viaje se funde por completo con el alojamiento sin que el entorno apenas se de cuenta.
El ejemplo de este amor por el destino se traduce en otros diversos aspectos: el diseño de los ecolodges se inspira en las típicas granjas butanesas, sus muros de tierra y techos de zinc. La base para desplegar restaurantes en forma de puente colgante o enormes estanques. Bambú en el subtropical Punakha y arte mural de nubes y montañas en Paro, envolviendo suites y villas de un encanto exquisito.

© Six Senses Bután combina sus restaurantes de órdago con «picnics» de exterior a partir de alimentos procedentes de su propia huerta.
Tanto, como una gastronomía que representa la riqueza agrícola de Bután, ofreciendo opciones creativas para todos los gustos: desde las tostadas de aguacate con gondo datshi (mezcla de huevo y queso sobre arroz rojo), hasta estofados picantes con carne seca de yak, pasando por fideos de trigo sarraceno con verduras y hierbas extraídas de los propios huertos de los hoteles.

La sanación en © Six Senses Bután conduce a todos los caminos de la felicidad.
Por supuesto, una cadena de tal renombre como Six Senses no se entiende sin sus instalaciones wellness. Verdaderos santuarios del bienestar donde el spa es excepcional, ofreciendo todo tipo de experiencias: ahí tenemos los tratamientos de aceite shirodhara para inducir al sueño, o exfoliaciones corporales a través de compuestos a customizar por el propio huésped.
La hospitalidad elevada a su máxima potencia y la posibilidad de alojarte con niños que disfrutarán de los talleres para hacer momos o disfrazarse con trajes típicos como el gho y la kira, completan una estancia que libera nuevos sentidos a través de un encanto butanés que se funde con el propio alojamiento.

Six Senses Vana es lo más parecido a un templo sanador procedente del futuro.
Six Senses continua su andadura por todo el planeta, y también cuenta con alojamientos en dos destinos como India y Maldivas: los embajadores del gigante hindú son Six Senses Fort Barwata, ubicado en el propio interior de un fuerte del siglo XIV cerca de Jaipur; y Six Senses Vana, de enfoque ultrawellness gracias a diversos tratamientos de ayurveda, medicina tibetana o baños de música con gongs tibetanos.

© Six Senses Kanuhura regala nuevos sentidos (y azules)..
Respecto a Maldivas, cuenta con Six Senses Kanuhura y Six Senses Laamu, tótems del lujo envueltos en playas envidiables del archipiélago índico.
Nuevos refugios donde reconectar con nosotros mismos pero, especialmente, con un entorno que invita a detenerse, fundirnos con el territorio y abrazar el paisaje sin romperlo.
¿Te gustaría hospedarte en Six Senses durante tu próximo viaje a Bután?