El pueblo más remoto de los Himalayas

Rumbak

La estética tibetana se mimetiza con el entorno en Rumbak. © Snow leopard



Electricidad durante tres horas, una sola línea de teléfono y té elaborado a base de leche de yak. Así es la vida en el pueblo más remoto de los Himalayas.

Escrito por: Alberto Piernas

Lugares perdidos

Algunas de las viviendas de Rumbak fueron abandonadas por habitantes que huyeron a las grandes ciudades. © Pixabay

Si buscas en Google Maps, el pueblo de Rumbak aparece en mitad de una vasta mancha verde y marrón. Solo entonces uno se plantea cómo es posible vivir en los confines del mundo, bajo cielos tan desnudos y entre vientos fríos que revelan viejos susurros. En algún lugar de la región de Ladakh, al norte de India e integrada en la cadena de los Himalayas, el pueblo de Rumbak se ubica a 3.960 metros sobre el nivel del mar. Una comunidad de tan solo 200 personas que viven a base del cultivo como principal fuente de ingresos y totalmente desconectada de la vida moderna. Te invitamos a descubrir el pueblo más remoto de los Himalayas.

Rumbak: el pueblo más remoto

El pueblo más remoto de los Himalayas

No mentíamos.

Si buscas llegar a Rumbak, no hay una carretera disponible. Ni coches ni motos, tan solo el ímpetu del viajero interior que atraviesa peñascos y heladas para alcanzar lo imposible durante 2 horas de ruta a través del Hemis National Park. Es lo que tiene vivir a casi 4000 km sobre el nivel del mar y contar con burros como únicos medios de transporte en caso de emergencia. Pero hay más: alguien se asoma a la ventana, donde reposa un candil. La electricidad solo estará disponible de 8 de la tarde a 11 de la noche. ¿Y si alguien grita y algo le duele? Solo hay un teléfono instalado en caso de emergencia.

El telón de fondo es árido y frío, con las montañas como espías y las escasas estructuras salpicando la tierra. Las casas de Rumbak evocan el típico diseño tibetano, con sus muros blancos y puertas decoradas. Tantas zapatillas fuera de las casas, porque aquí entrar descalzo no es un exotismo, sino una forma de vida. No hay prisa, tan solo una vaca pasta junto a una casa abandonada. Y a lo lejos, una mujer llega con su pañuelo enroscado y la tranquilidad de quien vive en un lugar desconectado del mundo conocido. Quizá tome un té al llegar a casa, hervido con leche de yak, que aquí beber infusiones es la receta para el mal de altura. De hecho, aseguran que beber de este tipo de té más de la cuenta puede conducirte a un estado similar al de una borrachera. ¿Quién se atreve?

Pueblo más remoto

La población de Rumbak vive especialmente de los cultivos y la artesanía elaborada a base de pelo de animal. © Pixabay

El origen de Rumbak cabe encontrarlo 400 años atrás, cuando este reducto fue erigido como punto de descanso para granjeros y viajeros errantes de los Himalayas. Esta esencia hoy revive en forma de algunos alojamientos en casas familiares para los amantes del trekking. En cualquier caso, Rumbak se acerca a la modernidad a su manera: a lo lejos pueden verse paneles solares en un edificio y torres de alta tensión en los alrededores pero aún dormidas, ya que no han sido conectadas al resto del planeta.

La forma de vida de Rumbak se basa en el cultivo y muchos de los aldeanos se despiertan a las 6 de la mañana para entregarse a los surcos y regresan a las 8 de la tarde para cenar. Además, las mujeres también cosen o fabrican telas típicas con lana extraído de animales y los hombres realizan trabajos de mantenimiento o fabrican zapatos. Escasas oportunidades que incitan a las nuevas generaciones a mudarse a las grandes ciudades.

Pueblo más remoto de los Himalayas

Realizar un trekking para avistar al leopardo de las nieves es una de las principales actividades de la zona. © Wikipedia Commons

Si te atreves a viajar a este paraíso perdido, Rumbak tiene mucho que ofrecer. En sus extremos conviven águilas doradas, lobos tibetanos, ovejas azules y, especialmente, el leopardo de las nieves. Esta especie es avistable en el Snow Leopard Sanctuary, ideal de alcanzar durante una ruta de trekking por la nieve. Al regreso, siempre podemos acercarnos al fuego, donde alguien te hablará de dioses que nunca se fueron y criaturas que existen más allá de las leyendas. Quizás sean las 11 de la noche y la la oscuridad total se apodere del pueblo. Alguien enciende una vela, pero hay algo mejor: asomarse por la ventana y descubrir que existen lugares donde los cielos llenos de estrellas son suficientes para atraer la luz.

No te podemos prometer llegar a Rumbak en todoterreno, pero siempre podemos realizar una ruta de senderismo por los confines del subcontinente indio. Descubre las maravillas perdidas que albergan las cumbres de los Himalaya durante tu próximo viaje a India.

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