Viajeros en India: la inspiradora carta de Susana y José Antonio Buendía

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Viajeros en India han existido muchos, pero pocos como aquellos que, una vez han disfrutado de este país, tratan de contagiar su pasión al resto del mundo. El mejor ejemplo es la carta de José Antonio Buendía y su esposa Susana, quienes viajaron a través de India de nuestra mano. Una carta que se convierte en un perfecto relato de viaje en el país de «la tranquilidad dentro del caos».

Viajeros en India

© Sociedad Geográfica de las Indias


Viajeros en India: la belleza del caos según José Antonio y Susana

¿Hacemos un viaje a la India? Esta pregunta me la hizo Susana a media tarde. No nos cuesta nada, siempre que sea posible, emprender un viaje. Así que me pasé el resto de la tarde buscando información de agencias y viajes.

No somos nada dados a los viajes convencionales. Por esta razón, nos llamó mucho la atención Sociedad Geográfica de las Indias. Muy fácil, entenderse con ellos y que nos prepararan un viaje por la India, en el que estábamos poniendo mucha ilusión.

Llegamos al aeropuerto de Delhi, un poco cansados por el viaje. Muy tranquilos los funcionarios que controlan los visados y nos toman las huellas, más de una hora.

© José Antonio Buendía

Todo esto cambia en el momento en que te subes al coche, y sobre todo, cuando llegas a la ciudad de Delhi. Amplias avenidas pero, con una circulación caótica. Los coches toman las rotondas por  donde les viene bien. Las vacas, animales sagrados, en medio de la circulación, no se alteran por nada y, ¿quiénes se apartan? Los vehículos. Todo el mundo toca el claxon, aparentemente nadie se da por aludido.

Pero, ¡qué colorido! las mujeres con sus, en muchas ocasiones, preciosos y elegantes saris, las flores, los puestos de venta que llaman la atención por su pequeño tamaño y por estar unos encima de los otros. No ves a nadie alterarse, todo es tranquilidad dentro de este absoluto caos. Todo ello en el casco antiguo de Delhi.

© Sociedad Geográfica de las Indias

Viajeros en India: de Varanasi al Taj Mahal

En Varanasi nos encontramos el famoso río sagrado del Ganges. Ceremonias celebradas a diario por sus brahmanes, cremaciones y, al amanecer desde el río en una barca, el despertar de su población, con sus abluciones, rezos, lavado de ropa, baños y salida de sol entre la bruma. Una visita a sus estrechísimas y sucias calles, con un poco de limpieza realizada por algunas personas y el caos. ¡Que maravilla Delhi! Un atasco fenomenal. No íbamos ni hacia delante, ni hacia atrás. Rickshaws, bicicletas, vacas, motos, personas, todo ello dentro de este atasco. En un momento, varias personas, y con un poco de voluntad, todo se soluciona.

© Sociedad Geográfica de las Indias

© José Antonio Buendía

Pero esto no es todo lo que nos ofrece la India. Templos, tumbas, palacios, fuertes y, sobre todo, el maravilloso Taj Mahal. Sus pequeños pueblos o aldeas, con sus chavalillos, al igual que el resto de sus habitantes, dispuestos a hacerse fotos en cualquier momento, siempre con una sonrisa y muy respetuosos.

Por último, resaltar tres cosas. Los hoteles de la India nos han sorprendido por sus instalaciones, la amabilidad de sus empleados, siempre dispuestos a ayudar. Los conductores que tuvimos, amables y serviciales. Y con mayúsculas NAKUL, el guía que nos acompañó en todo momento, su dominio del castellano, con sus conocimientos de todos los lugares que visitamos, ayuda y amabilidad en todo momento.

Gracias, Sociedad Geográfica de las Indias.

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