Soy el color en India

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colores en Holi

¿Y si todos los colores del mundo nacen en mí? © Pixabay



Decían que nazco en India. Y no se equivocaban.

Escrito por: Alberto Piernas

colores en Madurai

Existe una puerta, en un mercado de Madurai, que protege un secreto. © Alberto Piernas

Al final de ese mercado, hay una puerta, alguien al lado rodeado de racimos de bananos que custodia el secreto. El rosa de las fachadas de Jaipur, el verde de tantos cocoteros en Kerala o el azul de Jodhpur; todos esos colores proceden de mi, de este pozo que nadie conoce. Puedo afirmar que el índigo viene del mismo mar batido por el propio Visnú, y el amarillo del sol se dilató sobre un puesto del mercado hasta nacer el color de las flores marigold.

Hoy voy a dar una pincelada. A los ojos de los tigres que brillan en plena noche, a tantos saris tendidos junto al río Yamuna o el rojo que aquí simboliza la buena suerte. La espiritualidad es naranja en la túnica de los sacerdotes budistas, alguien envuelto en blanco antes de cerrar los ojos.

saris tendidos en india

A veces me fundo, estallo, formo arco iris tumbados. © Pixabay

De Chettinad a Cachemira llueven colores durante el Holi, blanco Spiti, verde Meghalaya, negro noche moteado de estrellas en los Himalayas y azul Andaman, tan ensoñador. Soy capaz de colarme en una postal en blanco y negro que ahora huele a sándalo y lumbre. Me vuelco, me fundo, vuelo, ¿quizás sea también el origen de los colores de los italianos pueblos de Cinque Terre y las puertas azules de Grecia? No quiero alardear.

color en india

El alma tiene sus propios colores. © Unsplash

Alguien remueve un caldero. Huele el púrpura, reluce el dorado de Amritsar y al terminar el monzón las calles quedan inundadas de arco iris y el blanco de la luna que suspira reflejado en cada charco. Aquí soy una cultura, un nuevo mantra, me esparzo sin que nadie pueda controlarme. Todos quieren venir, saborearme, sentirme, volver salpicados de las emociones, bañados en paisajes conmovedores.

patrika gate

Patrika Gate, uno de mis grandes orgullos. © Pixabay

Sigo mi curso, aunque a veces estallo en mil colores, como en Patrika Gate, en Jaipur, festín de saris junto a la orilla del Ganges a su paso por Varanasi o en el Mercado de Flores de Mysore. Hay lugares de los que soy sudor, en otros esperanza, pero siempre viajo para llegar allí donde el gris todo lo inunda poco a poco. En un sadya bailo entre el samburu y las hojas de banano, a veces me confundo con la lluvia y en el corazón de la selva caen pétalos, un Diwali salpicado de velas y rangolis, mi misión es apagar la oscuridad. Estoy por todas partes, cada vez más, nazco en algún lugar donde alguien desciende, lleva un bastón y remueve un pozo milenario. Y mientras, alguien protege la puerta. Es el lugar donde nacen los colores. Algunos que aún no conoce el resto del mundo. Todos los colores que aún no existen.

Tantos colores como formas de viajar a India.

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