Escrito por: Alberto Piernas
Érase una vez, una gota que nació en el cielo. O bueno, YO, para ir abreviando. Surgí de los cabellos de Ganga, la diosa del agua encargada de atravesar toda India en forma de río. Aún recuerdo (o eso creo) mis primeros días de despertar tras un largo letargo en el glaciar Gangotri (aquí, todo empezaba por Gang-, como si tuviésemos un nudo en la garganta), hasta que comencé a fluir por el río más sagrado del mundo: ¡el Ganges!